Una celebración cristiana que tiene una gran acogida en el pueblo arequipeño. Su culto en esta zona tiene su origen hace casi tres siglos, y su fiesta clave y central es todos los años el día primero de Mayo, aunque existen pueblos donde la fecha es movible y comparte escenario con otras representaciones marianas.
La Celebración por la Virgen de Chapi, según la historia, surge a partir de su hallazgo en un cerro de la zona, descubrimiento tras el cual fue trasladada a Chapi donde empezó a ser celebrada por los indios de la zona. A causa de las llamadas “malas prácticas” que según el párroco, estos tenían, se ordenó el traslado de la misma a Sogay, pero cuenta la historia que cuando habían avanzado un breve trecho hacia su próximo destino, aquellos que llevaban cargada a la virgen se vieron en la necesidad de descansar, cuando quisieron renovar su trabajo, fueron inútiles los esfuerzos que hicieron pues nada lograba levantar a la estatua del lugar donde se había asentado.
Los pobladores de la zona dieron por milagro el hecho y, desde entonces se ordenó la construcción de una ermita en el lugar, para adorar a la Virgen en la morada que ella había elegido. La virgen permaneció en el lugar hasta un terremoto, donde su ermita se destruyó, aunque ella permaneció ilesa, tras esto una capilla se construyó en el lugar para, posteriormente ser convertida en un templo en homenaje a la Santa Virgen.
La canonización de esta Virgen, fue un evento realmente importante ya que, según la historia oficial, esta fue canonizada en el 2 febrero de 1985, otra de las fechas donde es festejada, y que su canonización fue hecha ni más ni menos por las manos del Papa Peregrino, el entrañable Juan Pablo II.
Como muestras del fervor religioso durante las festividades de la Virgen, los feligreses, en fe de las promesas que le tienen hecha a la Santa, recorren trechos de 15 kilómetros, a pie, hacia el distrito de Polabaya, donde está su Templo, por la devoción que los embarga y en pago por las bondades que la divinidad les proporciona.
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