Por: Irene Millones
El Inca, que fue el soberano del imperio incaico, existió en el Occidente de América del Sur desde el siglo XIII hasta el siglo XVI.
También llamado Cápac Inca o Sapa Inca dominó inicialmente el curacazgo del Cusco y luego se extendió hasta llegar a dominar todo el Tahuantinsuyo. Era una Deidad entre sus propios pueblo y los conquistados, se le conocía como el hijo del Dios Sol.
El primero en usar el título de Inca fue Inca Roca, quien fue fundador de la dinastía Hanan Cusco, y el último gobernante fue Atahualpa, quien ya sabemos murió a manos de los españoles en el proceso de la invasión. Posteriormente a ellos el título fue dado a los líderes de la resistencia de la invasión del Tahuantinsuyo, como Manco Inca, Túpac Amaru I y los conocidos como los incas de Vilcabamba.
La residencia de estos estos gobernantes se encontraban en el Cuzco, que era llamada la capital de ese imperio. Se sabe por las crónicas que ese lugar era una magnificencia comparados con otros, pues estaba lleno de oro, literalmente, las paredes eran hechas de oro, los accesorios que llevaba el inca, hasta su vestimenta.
Los miembros de la sociedad incaica creían que sus gobernantes eran descendientes de Manco Cápac, quien era un héroe cultural que introdujo la vida civilizada y en el que se encuentra la legitimidad del origen político incaico. El inca no solo era poseedor del Tahuantinsuyo, sino también de la vida de sus súbditos.
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